sábado, 23 de junio de 2012

Lucía Lacarra: “Si no expreso sentimientos, la danza no tiene sentido para mi”


Lucía y Marlon Dino en  La Dama de las Camelias


En un perfecto francés, Lucía nos atendió en un camerino de Peralada previamente a la función en la que homenajearía al que ella considera su descubridor, el coreógrafo francés Roland Petit, recientemente fallecido.



Loïc le Duc/Carolina Masjuán

Loïc le Duc: ¿Puede explicarnos como llegó a principal con el Ballet de Munich?
Lucía Lacarra: Oh, ¡es una larga historia! Tenemos que remontarnos a septiembre de 2002, hace ya nueve años que estoy en Munich. De hecho es bastante curioso ya que me fui a San Francisco en septiembre de 1997, se lo cuento, porque después de un mes de estar allí, vine a bailar como invitada al English National Ballet el Cascanueces que Derek Dayne acababa de crear. Ese diciembre, después de una de las funciones, me encontré con Ivan Liska, que había ido a ver el espectáculo y me dijo que cogía la dirección del Ballet de Munich para la próxima temporada y que estaba interesado en que yo fuera allí. Le dije que no era posible, acababa de firmar para el San Francisco, pero de todos modos él me explicó cual era su idea y el repertorio para ese teatro maravilloso de la ciudad. Realmente me interesó pero a mi, después de tres años con Roland Petit, lo que me apetecía era experimentar nuevas cosas. No obstante, sabía que no había marchado a Estados Unidos de forma definitiva sino que volvería a Europa un día. Cinco años más tarde, sentí que era el momento de volver y a la primera persona que contacté cuando tomé la decisión, fue a Ivan Liska. Además fue curioso ya que acababa de venir para hacer una gala en Stuttgart y el día de la general, que era a
las 10 de la mañana, hice el ensayo, cogí un tren, me fui a Munich, encontré a Ivan e hicimos una especie de prueba y firmé el contrato. Fue una decisión de lo más acertada ya que hace ya ocho temporadas que estoy allí y eso es ya todo un record para mí ya que lo máximo fueron mis cinco años en San Francisco.

La verdad es que estoy encantada, tenemos un teatro maravilloso, un repertorio sublime
ofreciendo un amplio abanico de posibilidades, desde el clásico más clásico al contemporáneo más rabioso, pasando por esos ballets dramáticos que adoro y que son tradición en Munich. Además la ciudad es preciosa y se vive muy a gusto, siendo su situación perfecta ya que está en el centro de Europa, con un aeropuerto sensacional que en un momento te permite llegar a cualquier sitio, lo cual te hace la vida muy fácil. Con Ivan nos entendemos realmente bien. Siempre que es posible me permite moverme, ir a hacer espectáculos fuera. Sinceramente he encontrado lo que siempre busqué, mi compañía ideal, así que así fue como empezó todo y de momento aquí me quedo.

 LlD : ¿Cual es el lugar de la compañía de Munich en el paisaje alemán de la danza clásica?
En  Munich existe una enorme tradición, una gran tradición de la Danza. Sus habitantes están muy orgullosos de su teatro y de su compañía de ballet y lo que es magnífico es que hemos conseguido en la compañía hacer una mezcla de ballets de todos los estilos, lo cual es muy interesante para un bailarín ya que al fin y al cabo nuestro repertorio es la única riqueza que poseemos y nosotros hemos mantenido todos los clásicos, Don Quijote, La Bella, El Lago, Giselle, Corsario,… los tenemos todos y cada año bailamos tres o cuatro y los mezclamos con los neoclásicos románticos, como Onegin, Romeo y Julieta, La Fierecilla Domada, la Dama de las Camelias,… continuamos con todos los Balanchine, Robbins, McMillan, y luego Kyllian, Forsythe, Mats Ek,… Es realmente rico como repertorio para un bailarín y, claro, eso es muy interesante y al mismo tiempo para el público es magnífico, tienen la posibilidad de elegir qué es lo que tienen más ganas de ver. Además hay tres ballets nuevos, como mínimo, cada año. Cada temporada cambia muchísimo todo el repertorio, siempre se están ofreciendo muchas cosas nuevas, tanto a los bailarines como al público, así que el teatro está siempre lleno lo cual es muy motivador.

 LlD: Sus roles ¿cómo los elige? ¿qué es lo que quiere bailar, Ek, Giselle?
Soy de la opinión, y es una opinión personal, que no todos los bailarines estamos hechos
para bailar cualquier cosa. Evidentemente que todos podemos bailarlo todo, pero los hay que son mejores en unas cosas que en otras, así que está muy bien que con su director uno tenga esa “entente” esa franqueza para decir “esto no me gusta, no me siento bien con ello”, o, por ejemplo, yo siempre he pensado sobre el trabajo de Mats Ek, que me gusta verlo pero no bailarlo. Es demasiado fuerte, demasiado duro para mi cuerpo. Yo tengo un cuerpo que es demasiado elástico y Mats Ek requiere casi una musculatura de hombre y me da la impresión que me rompería y no vale la pena. Hago Forsyhte, Kilian, y no hay problema así que está muy bien estar en una compañía donde puedes decir “oiga, yo eso realmente no desearía hacerlo”. ¡Hay tantos bailarines que estarán encantados de hacerlo! en cambio yo pienso que no disfrutaré e incluso pienso que no estaré lo suficientemente bien, no tengo ningún problema en confesarlo. Cada uno se conoce y sabe lo que le conviene.
Yo bailo porque me apasiona, adoro lo que hago y no soy alguien a quien se pueda forzar a hacer algo que va en contra suyo, porque no disfrutaría y no podría ofrecer placer al público y yo cuando bailo debo sentirlo, no se trata solo de un reto doloroso en el que se tenga que sufrir… Sí, tal vez lo hagas cuando empiezas, pero al cabo de cierto tiempo, y yo ya llevo profesionalmente veintiún años en esto –empecé a los quince años- ya he descubierto lo que me gusta, lo que adoro y sé que no disfrutaría bailando por ejemplo Ek….

Carolina Masjuan: Y respecto a Duato, cuando Multiplicidad… entró recientemente en el repertorio ¿sintió interés por bailarlo? ¿llegó a hacerlo?
No, no lo bailé, pero no fue una elección. En esa época fue cuando me rompí una rodilla. Nacho vino a hacer un casting en el mes de Mayo y yo no empecé a trabajar hasta Julio, así que ya no formé parte del elenco. Fue una terrible lesión y después de seis meses de paro reincorporarte a la temporada es duro, hacer ocho horas de ensayo de un nuevo ballet para empezar no es lo más adecuado.

La pareja en Thais (Foto; Snanislav Belyaevsky)


CM: Fue esa misma lesión la que le impidió bailar Onegin en Porta Ferrada, ese verano en que el Ballet de Munich hizo una gira por España ¿no es así?
Efectivamente. Lo sentí mucho y espero que habrá una próxima ocasión.

 LlD: Hace unas semanas el coreógrafo Roland Petit nos ha dejado….
Sí, justo un mes. Recuerdo perfectamente la fecha ya que fue el día de mi primer aniversario de casada. Me hallaba celebrándolo en un precioso castillo de Baviera y me llaman para decírmelo. Fue terrible saberlo, había hablado con Roland muy a menudo recientemente ya que estaba proyectando un nuevo ballet. Se trataba de un proyecto común del que hablamos el pasado mes de Marzo, cuando fui al Teatro San Carlos de Nápoles para bailar Romeo y Julieta con Roberto Bolle y me lo comentó, era “El Gatopardo”. Hablábamos de ello casi cada semana y le sentía realmente entusiasmado, en plena forma y con muchas ideas bulléndole en la cabeza.

 LlD: ¿Cree usted que hay una herencia Roland Petit, una forma de trabajar específica de él?
Absolutamente. No es sólo que deje un legado, por mi parte confieso que estoy convencida de que no sería la que soy, si no hubiese conocido a Roland Petit.  Pasé tres años trabajando con él y eso es realmente un lujo… claro que bailo Balanchine pero nunca trabajé con él, en cambio con Roland, estuve en el estudio, trabajando sus ballets directamente. Roland era como un libro de danza abierto, transmitiendo todas sus experiencias, esa pasión que tenía, esa disciplina, hacía la barra él mismo, con ganas de estar en el escenario…Hicimos muchos espectáculos juntos, Coppélia… Incluso cuando yo ya estaba en San Francisco, continuamos trabajando juntos. Bailé con el ballet Asami Maki: Pink Floyd, Duke Ellington, hacíamos muchas giras y en 2004 creó su espectáculo biográfico Le Chemin de la Création con el que hicimos una gira por Francia y era un espectáculo en el que él estaba en el escenario durante tres horas, de forma que nos contaba su vida, como empezó, la escuela, su primer ballet, cronológicamente, hablando de sus ballets “fetiche” y había un fragmento en el que había cinco bailarines y yo, cinco hombres y una mujer, era un fragmento que él quiso mostrar… fue magnífico. Hicimos varios espectáculos e incluso existe el DVD y se pasó por televisión. Siempre mantuvimos contacto, nos sentíamos muy próximos. Hicimos la última gira en 2008, estuvimos aquí. Si no hubiese pasado por Roland Petit no me habría descubierto a mi misma. Venía de una compañía pequeña, la de Víctor Ullate, donde éramos pocos bailarines y había limitaciones a nivel de repertorio, en cambio, cuando llegué a Marsella, mi primer ballet fue ¡Notre Dame de París! Asumí roles que eran enormes, Carmen, Le Jeune Homme, Rendez-vous, … roles de mujer… y tener a alguien como Roland Petit que en todas las entrevistas decía “es muy joven para los papeles que le doy pero tiene el instinto perfecto, tiene el instinto para saber como interpretarlos aunque no lo haya vivido”, tener a alguien como él que tenía  tanta confianza en mí, me daba una fuerza enorme… me permitió creer en mi misma y me dio fuerza para probar, para dejarme ir, para hacer aquello en lo que creía sin miedo y yo confiaba tanto en él, que al ver que él creía en mí, me permitió descubrir esta pasión que siento por la interpretación, para meterme en la piel de un personaje. Esos tres años en Marsella significaron un reto constante porque pasar de un papel a otro era enorme. No se trataba de pequeños ballets en los que eres la pequeña bailarina bonita, eran auténticos papeles de mujer en ballets completos, era magnífico es ahí donde descubrí esa pasión por todo lo que es dramático.

 LlD: Usted ha bailado mucho y muy variado pero ¿hay roles que le gustaría bailar o papeles que le gustaría se crearan para usted?
Bueno, siempre hay roles o creaciones nuevas que un bailarín pueda desear, pero no podría decirle ninguno específico, aunque estoy por ejemplo muy ilusionada ahora mismo con la Fierecilla Domada de Cranko que vamos a bailar la próxima temporada y que aún no he bailado.
Tengo ganas de hacerlo porque además soy alguien que se basa sobre todo en las cosas posibles. Es curioso porque siempre me digo a si misma que he nacido veinte años demasiado tarde. Me habría gustado vivir en esa época en la que se creaban los roles como Romeo y Julieta, Onegin, la Dama de las Camelias. Creo que habría sido inmensamente feliz entonces, cuando se cortaba un poco con la danza clásica y la pantomima y se creaban papeles de mujer y de hombre apasionados, con historias reales o no, pero de amor verdadero. Uno se mira y se mira de verdad, no se trata solo de crear la ilusión, si no de hacerlo y es esa época la que me habría gustado porque ahora más bien se trata de romper con todo lo que se ha hecho para hacer algo nuevo y yo no creo que realmente haya algo nuevo que crear. Hemos pasado por una época en la que se ha roto con todo lo que es la belleza, el lirismo y la elegancia de la danza, para hacer las cosas feas, raras, duras. Cortar con todo lo que había y a mi particularmente eso no me gusta, claro que no soy objetiva ya que a mi me gustaría que se crearan cosas que me gustara bailar, así que si debiera elegir un periodo, elegiría la época en la que Cranko o Neumeyer con su Dama de las Camelias o Ilusión del Lago de los Cisnes, creaban sus ballets, obras que te hacían sentir… Necesito emoción, sentimiento, complicidad y en las nuevas obras eso no se encuentra…


CM: Cuando habla de sentimiento y complicidad, imagino que bailar esos ballets dramáticos con su marido debe ser especial…
Oh sí, es un verdadero placer, claro, además es un partenaire inigualable, extraordinario, pero de todos modos puedo bailar con mi marido o con otro bailarín sin necesidad de que haya una relación de amor porque puedo crear esa relación en escena, crear emoción, estar triste, feliz, desgraciado, no importa… me gusta cuando un coreógrafo me pide que transmita emociones y no solamente pasos porque sí, puedes decir “oh eso está muy bien” pero al final me cansa si es sólo eso.

CM: Y de la compañía de Ángel Corella ¿qué piensa usted?
Bueno, es la primera vez que les veo en directo y claro en los ensayos aún no puedes opinar demasiado, pero tengo muchas ganas de verles esta noche ya que les veo super motivados, en plena forma y parece ser una hermosa compañía.

 CM/LlD: Ahora tenemos el Corella Ballet, una compañía española en Peralada y José Martínez que asume la dirección de la CND, parece que el panorama de la danza en España está evolucionando ¿Cuál es su punto de vista al respecto?
Estoy realmente feliz, muy feliz, de que sea José Carlos el elegido. Sabía que había presentado el proyecto y había hablado con él, ya que le conozco bien, antes de que lascosas se decidieran y ya le dije que esperaba que fuera él ya que me parece el candidato idóneo.Tiene la edad perfecta, la experiencia, una carrera ya hecha, plena, completa, en la Ópera de París y en este momento, dada la situación que tenemos en España, se requiere alguien que esté 100% dedicado a ello porque es necesario partir casi de cero, cambiarlo todo, darle la vuelta a la tortilla. Después de veinte años de trabajo de Nacho, que por otro lado es lástima lo que se ha hecho en España, porque no habría sido necesario hacerlo de esa forma ya que Nacho había creado algo reconocido en el mundo entero. Necesitábamos algo más, cierto, pero no había necesidad de romper con lo que se había hecho. En España siempre se hacen las cosas de forma distinta, pero bueno creo que José Carlos tiene los contactos necesarios, el carácter requerido, es una persona muy justa, muy honrada, a la que le deseo realmente lo mejor y pienso que lo hará muy bien.

 LlD: ¿Y si la invita a bailar con su compañía?
Oh ¡aceptaría encantada!! De hecho ya se lo he dicho, lo sabe. Me gusta mucho como
coreógrafo, no he visto sus Enfants du Paradis completo, pero he visto fragmentos en Galas y encuentro que tiene muchísimo gusto, una gran sensibilidad, y además se arriesga con sus historias, algo que valoro enormemente y ya le dije que quería bailar su ballet pero es un poco difícil con la Ópera, porque cuando un ballet es hermoso todas las bailarinas quieren bailarlo pero ya me dijo que lo intentaría risas  … no, pero estoy contenta, sí.

 LlD: Precisamente usted es muy querida en Francia en general y en París en particular, el público siempre la aclama con ocasión del "Ballet des étoiles du XXIè siècle" en el Teatro de los Champs Elysées. Además en el Palais Garnier con Carmen (coreografiada por R. Petit) y con José Martínez, y más recientemente en la Gala "Des étoiles pour le Japon". Ahora se espera impacientemente su próxima aparición el próximo mes de enero. ¿Cuales son sus recuerdos y sus impresiones de sus encuentros con el público francés?
Sincera y simplemente, lo adoro. Para mi es algo realmente especial estar en París y bailar allí. Para mi París es el súmmum de la danza… incluso si  no es en la Ópera, el hecho de estar en París es ya algo fantástico. De hecho he tenido tres oportunidades de bailar en la Ópera, la primera fue con Roland Petit cuando yo ya estaba en San Francisco, invitada para bailar Carmen con José y ese es un recuerdo que cito a menudo cuando me preguntan sobre algún momento especial en mi carrera, porque realmente fue un regalo, si me hubiesen dicho cinco años antes que llegaría a bailar Carmen con José Martínez, invitada por la Ópera de París, no me lo habría creído… ¡París siempre es especial!

 CM: Y desde el punto de vista personal, llevando ya un año de casada ¿se plantea usted ser mamá?
Ah sí, desde luego, me gustaría mucho. Estoy en ese momento de la vida en el que hace ya tanto tiempo que estoy en escena, llevo tantos años haciéndolo… Cuando eres más joven piensas que no puedes parar, que no tienes tiempo de vivir, hay tantas cosas excitantes, nuevos proyectos, giras, te invitan a galas muy interesantes a las que nunca quieres decir que no … La lesión de la rodilla me hizo reflexionar mucho, ser madre es algo que una bailarina alarga mucho porque siempre piensa que no es el momento, hay esto o lo otro, no quieres perderte nada, piensas que no puedes permitírtelo, ni por ti ni por la gente que cuenta contigo, pero de pronto te lesionas y te das cuenta que se te sustituye rápidamente. No es que te olviden, pero otro toma tu lugar y el mundo sigue girando y los espectáculos siguen haciéndose y entonces uno se da cuenta de que tal vez ha puesto demasiado en espera la propia vida por un trabajo, porque al fin y al cabo éste es un oficio. Para nosotros es
una pasión, nos parece que no podemos vivir sin bailar pero a medida que pasan los años nos damos cuenta que la vida es algo más y vemos que la vida continuará más allá del tiempo en que podamos estar en escena y llega un momento en que una gira, sí, tienes ganas de hacerla, pero ya no es tan emocionante como cuando empezabas que te sentías super feliz cuando te invitaban para hacer una. Ahora te lo tomas de otra forma. Así que sí, estoy en esa etapa, risas…

 Acaba la entrevista formal pero seguimos charlando distendidamente con Lucía, comenta divertida que “es hija de su madre” y que habla por los codos y nosotros encantados ¡qué placer oírla! ¡Que placer charlar con una bailarina exquisita a la que le apasiona bailar pero bailar para transmitir emociones y ¡cómo lo consigue! Le comentamos como nos ha emocionado en el ensayo, bailando Thais de Roland, con el que tuvo esa gran complicidad y con el que estuvo en Peralada hace tan poco. Su fragilidad, delicadeza, esa sonrisa, esa enorme felicidad de bailar y la suerte que tenemos de verla con el magnífico Marlon ¡perfecta pareja! Confiesa y reitera que lo que le apasiona es estar en el escenario bailando, sintiendo que ese es el momento justo, perfecto, con todas esas emociones que salen y es maravilloso “si un día tuviera que bailar teniendo todo eso dentro, no tendría placer en hacerlo, simplemente haciendo movimientos me hago una barra y para mi es lo mismo”.
“Yo siempre he sido muy poco convencional respecto a la mayoría de bailarines, siempre he trabajado muy duro pero para mí la técnica siempre ha sido mi instrumento para poder expresarme después”. “La técnica por la técnica nunca me ha interesado. Por eso siempre he tenido claro que nunca querría dar clases, yo creo que en el momento en que tenga que dejar de bailar puede que me dedique más a organizar o a dirigir pero lo que me apasiona es hacerlo yo misma”. “Por ejemplo, los seis meses en que estuve sin bailar, no vi ni un solo espectáculo, primero porque eran otras circunstancias y no sabía si iba a poder volver a bailar”.
“Te operan y tienes la pierna como si fuera el tronco de un árbol y luego se te queda como un palillo y la verdad es que uno se dice “yo aquí no estoy segura de nada” “mis metas eran, andar, primero andar sin muletas, luego andar sin dolor, luego poder subir una escalera, poder meterme el pantalón sin tener que agacharme y meter el pie con la mano… así que bailar… me habría dolido solo el pensar en bailar…  y como para mi es algo que siempre ha sido más que una necesidad, prefería ni oír, ni ver. Podía hablar con mi marido sobre todo lo que hacían, pero no quería verles porque sentía la necesidad de bailar yo misma y hasta que no estuviera segura de que podría hacerlo, prefería mantenerme en un lugar neutro.Luego, una vez que vi que, bueno, parece que no mentían cuando decían que se pondría en su sitio, ahí es cuando me puse en una barra y sentí que volvía todo otra vez…  Creo que me estaba protegiendo a mi misma en el caso de que la decisión hubiera sido “tienes que parar” me estaba defendiendo, diciéndome “puedes vivir sin bailar” puedes viajar, pasar tiempo con tu familia, organizando las vacaciones y eso me ayudó mucho a recuperarme muy rápido porque al fin y al cabo seis meses es poco tiempo si te han dicho que antes de un año no estarás en el escenario y a los siete meses ya estaba haciendo la Dama de las Camelias que son tres actos.
De hecho saber que era la Dama de las Camelias me motivaba mucho por ese sentir que os comentaba. Pero hasta el mismo día del estreno estaba a medias tintas ya que había días en que me dolía tanto que no podía ensayar, así que era día a día, ir viendo qué tal,
analizando el dolor y el trabajo y recuerdo el primer espectáculo… estar en el escenario y tener esa sensación de que podía respirar lo que no había respirado durante muchos meses, podía dejarme ir y sentir… porque suelo hacer ballets que son abstractos pero siempre
intento meterle algo. Aunque sea muy abstracto, no puedo estar completamente fría e
impersonal porque no soy yo”.

 Le preguntamos si le gustaría transmitir el legado de Roland Petit dado que ella lo ha vivido en primera persona y le hablamos de Dominique Khalfouni para saber si trabajó también con ella. Lucía se emociona al oír el nombre de la maravillosa bailarina francesa y comenta “no, no trabajé con ella pero fue la inspiración más grande que he visto en mi vida. Cuando llegué a Marsella y vi a esa criatura que es Dominique, caí en un estado de absoluta admiración delante de ella, no solamente por el trabajo que hacía que era como música… Cuando veías como ponía sus pies, sus brazos, y luego esa belleza que tenía, esa luz… Yo estaba delante de ella y la seguía, la seguía por los pasillos” “Fue una inspiración enorme porque yo no conocía una bailarina así hasta que llegué a Marsella. Había visto bailarinas en vídeo, pero lo que uno recibía cuando veía a Dominique de cerca, era algo enorme ¡me hizo descubrir tanto! Estaba como poseída cuando estaba en escena, con esos ojos azules que parecían dos faros…  era maravillosa… maravillosa…”

 Seguimos aprovechando la amabilidad de Lucía y le preguntamos por los bailarines catalanes Roser Muñoz y Joan Boix quienes también estuvieron varios años con Roland en Marsella. Lucía nos comenta que no coincidió con ellos puesto que se habían ido ya cuando ella llegó, no obstante comenta que les conoce y que sobre todo con Joan ha quedado varias veces cuando ha ido a bailar a Barcelona y sabe del magnífico trabajo que están haciendo aquí.
Y en este punto nos despedimos agradecidos por ese fantástico momento que hemos pasado con ella, esperando el momento en que podremos disfrutar de su presencia en escena y empaparnos de toda esa oleada de sentimientos que tan bien transmite y que nos llegan directamente al corazón.