domingo, 27 de enero de 2008

Mireia Facal: "Me volvería loca si estuviera todo el día pensando en el ballet"


 Una madre pintora y una abuela que, según le cuenta su padre, bailaba muy bien en las romerías de su pueblo. Esos son según Mireia sus antecedentes artísticos. Lo demás lo ha puesto ella con mucho arte, pasión, dedicación y, la  incondicional ayuda de sus maestros. Hoy es la primera bailarina de la Compañía de Danza de María Giménez, que el próximo 22 de febrero llevará el ballet Don Quijote al Teatro Bretón de los Herreros, ballet en el que Mireia por primera vez interpretará el rol principal

La bailarina gallega posando para Ballet y más (Foto: José Luis F.Liz)
Lola Ramírez

A Mireia no le gustan las entrevistas. Confiesa que si algún día llegara a ser famosa le encantaría ser como Amancio Ortega. “¿Por las pelas?”, le pregunto. “No –contesta con una sonrisa de complicidad- porque no concede entrevistas a nadie”.
Es domingo y en Madrid luce una de esas mañanas radiantes. La Torre Picasso destaca sobre el cielo azul y Mireia, que todavía no compite en fama con el Presidente de Inditex- acepta no sólo satisfacer mi curiosidad periodística sino también hacer algún arabesque para la cámara de nuestro fotógrafo.

Hace ya tres años que baila como solista en la Compañía de Ballet Clásico Arte 369, dirigida por María Giménez y, en la que durante este último año ha interpretado los roles de Giselle y Mirta, en Giselle; Cupido, en Don Quijote y Clara, en Cascanueces. Ahora, después de tres semanas de vacaciones, la bailarina coruñesa prepara el papel de Kitri, el personaje principal de Don Quijote.

Kitri es un personaje de mucha fuerza y técnicamente muy exigente ¿Cómo te sientes ante este nuevo reto?
Pues como cada vez que me enfrento a un nuevo personaje: dispuesta a dar lo mejor de mí misma. En esta ocasión concreta estoy también muy ilusionada porque voy a bailar con mi pareja y eso es algo que me apetece muchísimo. Hace tiempo que tengo ganas de bailar con Federico y ahora me ha llegado la oportunidad y voy a disfrutarla a tope.

Cuando de niña empezaste a hacer ballet ¿te imaginabas convertida en una bailarina famosa?
A mí me gustaba bailar y siempre he sido muy trabajadora, pero nunca quería llamar la atención y era muy tímida. Me cortaba tanto que al final nunca estaba completamente satisfecha con lo que había hecho, así que no disfrutaba al cien por cien de lo que hacía. Poco a poco he ido superando eso y ahora disfruto mucho, pero salir en los periódicos y ser famosa nunca ha sido mi objetivo.

Luciano Gómez, Carmen Roche, Victor Ullate, María Giménez…. ¿Qué parte de tu éxito se lo debes a tus maestros?
De nada sirven muchas aptitudes si no hay un buen guía que las sepa encauzar. Para un bailarín es fundamental tener un ojo que le analice y le critique y si es un ojo de la categoría de los que he tenido yo delante, es todo un lujo que no se puede desaprovechar.

Para Joaquín Sabina, bailar es hablar con los pies. Para Mireia ¿qué es bailar?
Tiene razón Sabina, es contar algo sin poder hablar, o bien lo que una historia pretende transmitir, o bien lo que tú sientes cuando oyes una música y bailas, pero no sólo se habla con los pies, se habla con todo el cuerpo, con la mirada, con las manos, con la cabeza, …

Me han dicho que de jovencita le hacías poesías al ballet. Cuando la pasión se ha convertido en su trabajo ¿sigues siendo igual de poética?
Yo era poética de pequeña y lo sigo siendo ahora. La pasión es la misma o más porque me dan la oportunidad de bailar cosas de calidad, que son todo un reto y con las que hace años ni siquiera soñaba. Ahora, además, me pagan por ello.

¿Es muy duro el camino que tiene que recorre una bailarina para convertirse en una primera figura?
No lo sé, eso tendrías que preguntárselo a una primera figura, je, je… A mí me queda mucho camino por hacer. Solamente estoy haciendo algunos papeles principales en esta compañía, pero eso no significa que sea una primera figura. Supongo que para todos los bailarines es duro, pero mientras las satisfacciones sean mayores que los sacrificios, la cosa marcha.

Clara, el personaje que has interpretado estas Navidades, en Cascanueces, es romántica y soñadora. ¿Cuáles son tus sueños?
Bailar lo más posible y ser feliz con lo que hago. Que la danza me siga compensando y dando satisfacciones, aprender todo lo que pueda, crecer como persona y como bailarina, y ser valiosa y valorada en mi trabajo.

¿Cómo recuerdas tus primeros años con Ullate en Madrid, alejada de tu familia y tu ciudad?
El principio fue muy duro, les echaba mucho de menos y lloraba todos los días. Es que yo era una canija… aún así, tuve la suerte de que vine a vivir a casa de unos tíos que me hicieron la adaptación mucho más llevadera. Y el ballet también ayudó aunque veces me sentía un poco sola, porque no conocía a casi nadie, pero poco a poco también fui haciendo algunos amigos, que aún hoy me acompañan.

Además de ballet has estudiado piano, solfeo y Filología inglesa. ¿Te ha quedado tiempo para ir de botellón y trasnochar o los bailarines tienen la piel distinta a la del resto de los jóvenes?
A mí me ha quedado tiempo para casi todo. Tienes que ser responsable con tu trabajo y saber cuando puedes trasnochar y cuando no, pero por lo demás, es cuestión de organización. Hay bailarinas que piensan en el ballet las 24 horas del día y me parece muy respetable si les funciona, pero yo nunca he sido obsesiva con nada, no me parece sano, ni me sienta bien. Me volvería loca.

¿Tiene antecedentes artísticos en la familia?
Mi madre pintaba y muy bien, por cierto, y ahora es catedrática de Dibujo. Parece que tiene el relevo en mi hermano que ha heredado su pulso y estudia Arquitectura. Mi padre no es nada artista, pero me ha dicho que su madre bailaba muy bien en las romerías del pueblo.

La imagen que se tiene de una bailarina, al margen del escenario, es la de una mujer que hace mucho ejercicio y no come. ¿Es esa la realidad?
Sí, se hace mucho ejercicio, y a veces incluso complementamos las horas de ensayo caminando o nadando. En cuanto a la comida, sólo hago dieta si necesito perder algo de peso para alguna función en particular o si he ido a Galicia y me he pasado de la ralla (es que me resulta imposible controlarme allí). Si no, procuro comer de todo en poca cantidad.

Si volvieras a empezar, ¿repetirías con gusto los sacrificios o quizás preferirías la juventud de una chica normal?
Mira, mi amiga Marta, me dijo el otro día: Mireia, tienes que sentirte muy orgullosa de que tu trabajo consista en hacer feliz a la gente. Y tiene razón. Puede que en España esté poco valorado el trabajo del bailarín y que sea una profesión dura y sacrificada, pero el rato que el público está en el teatro y disfruta, da una satisfacción tan grande que compensa todo lo demás. Sólo por eso repetiría de cabeza.

 El ballet ocupa buena parte de tu tiempo. El resto ¿a qué o a quién se lo dedicas?
Me encanta ir a ver a mi familia y viajar. Luego por supuesto, están mis amigos con los que me gusta quedar para cenar y charlar sin parar. Y también me dedico tiempo a mí, a cuidarme, a leer, a ver películas, a pensar… La verdad es que nunca me aburro, tengo muchas inquietudes.

¿Tienes ya previsto qué vas a hacer después de Don Quijote?
Disfrutar del éxito que seguro que tendremos, descansar un poco y volver al ataque con lo que venga, porque ganas no me faltan.